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La reestructuración de la zona de procesados y el Museo

El espacio que se reutilizó para el Museo Leonora Carrington pertenece a una zona del Centro de las Artes que había quedado intacto desde que la cárcel fue deshabitada. Esta sección de la penitenciaría estaba dividida en zona de mujeres (que vivían con hijos de corta edad) y la de procesados, en donde permanecían los reclusos mientras se les juzgaba. 

 

El conjunto de pabellones, construido en un área de terreno de 2,500 metros cuadrados aproximadamente, fue concluido en 1905, según lo indica una placa existente en el pabellón sur. Esta sección se encontraba apartada de la zona de pabellones generales y más próxima al acceso y a los antiguos juzgados.

En el proyecto original de reutilización que llevó a cabo el despacho del arquitecto Alejandro Sánchez para el Ceart, esta zona quedó reservada con la intención de construir ahí las residencias para hospedar a estudiantes, artistas e investigadores visitantes. Sin embargo, este proyecto no se pudo llevar a cabo por falta de presupuesto, por lo que finalmente esta sección quedó intacta.

En su primera visita Pablo Weisz expresó su admiración por el Ceart. Cuando supo que esta zona había sido habitada por mujeres, consideró que esto la revestía de un valor simbólico ya que la obra escultórica había sido creada por una mujer, su madre, desde este momento se determinó que era el espacio adecuado para instalar el museo.

El conjunto de pabellones se restauró, se consolidó y redistribuyó para que se pudiera exhibir la colección de escultura y obra gráfica de Leonora Carrington con la adecuada iluminación y museografía. Algunas celdas fueron comunicadas, retirando muros intermedios para generar salas más amplias. Los pabellones en planta alta se conectaron con una pasarela que deja en su centro un vacío de forma oval, que permite la entrada de luz natural a la escultura monumental. Esta forma hace referencia al origen, al huevo, “el óvalo”, forma que Leonora cita en su obra y escritos, como el de La dama oval.

El museo, además de la exposición permanente, fue concebido también para recibir exposiciones temporales. Asimismo, ofrece cursos, talleres y seminarios relacionados con el arte y el surrealismo. Funciona, además, como centro de investigación de la obra de la artista y del arte en general.

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Cada uno de los patios tiene diferente temática y función.  El patio principal, el central, con el nombre de Patio de las grullas, es el eje rector del conjunto. La escultura monumental La barca de las grullas es el remate visual del acceso y de todas las salas. La pasarela de forma oval, deja pasar la luz sobre ella, luce como un objeto surrealista y la sombra que produce el sol sobre el pavimento va cambiando durante su recorrido. Esta forma oval se repite en la base de la escultura y en el espejo de agua que refleja esta magnífica escultura, soporte que da vida a la balsa y a sus tripulantes las grullas.

El patio lateral noreste aloja la cafetería, instalada en una pequeña construcción, en donde los procesados se entrevistaban con su abogado. En este espacio, integrado a la zona arbolada, se instaló una pérgola y mesas al aire libre, con la escultura El desconocido. Desde ahí se puede apreciar la escultura monumental del patio central, la cual invita al visitante a entrar al Museo.

El patio noroeste aloja la cómoda rampa que comunica con las salas de la planta alta, unidas por la pasarela de forma oval. Esta rampa se articula de los muros de piedra y vuela del muro, apoyada en ménsulas. En este patio se colocó la escultura El abrazo, que da la bienvenida a los visitantes y da su nombre al patio.

El patio suroeste, conocido como el Patio del gallo tiene como remate en una de sus esquinas una torre de vigilancia de la antigua muralla, con escalera helicoidal, formada por peldaños de piedra, a la cual tiene acceso al visitante en visitas guiadas. En este patio se colocó como remate de acceso la escultura  El gallo, que es el vigilante de este patio.

En las salas de exposición permanente se engloba la producción de escultura. Esta sala está dedicada a los seres y animales fantásticos creados por la artista. En la planta alta y en la baja se encuentra una sala dedicada a la colección Tesoros de la colección Xilitla, compuesta por esculturas trabajadas con materiales como la plata, el oro y las piedras preciosas, características de las obras de Tane y Sacal.

Tanto de día como de noche, este museo es muy fotogénico y encierra un enigma, que solo pueden detectar los visitantes con su mirada.

El museo se inauguró la noche del 22 de marzo de 2018.

La nueva casa de Leonora, el jardín de piedra, como se ha empezado a llamar al museo, empieza a llenar con su magia la morada de Leonora, que pasó de ser un lugar de represión y penitencia a un lugar de arte y libertad.

Villar Rubio, Jesús, “ La penitenciaría , el Centro de las Artes y el Museo Leonora Carrington”,

Sueño en bronce y piedra, Museo Leonora Carrington San Luis Potosí,

Secretaría de Cultura: San Luis Potosí,  2020. pp.53-54

 

 

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