Sylvia Torres se propone capturar lo maravilloso que se revela en el instante preciso. Por eso, ha pintado en sus cuadros la hora y minuto del momento. Una sombra puede teñirse de muchos colores, caer sobre el piso de forma suave o abrupta, y así dar un carácter especial a la obra. La luz, difusa o implacable, crea atmósferas únicas que no se pueden separar de los objetos que ilumina y delinea a su paso. Sus obras oscilan entre la figuración y la abstracción, que se produce en el entramado de ramas y hojas en sus momentos más intrincados. Aquí, los contrastes de color se expresan con la mayor intensidad y demuestran hasta qué punto Sylvia transforma lo visto a través del uso libre del color con fines expresivos. El color, liberado de su función descriptiva, se convierte en agente de sensaciones.

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La mirada de Sylvia es siempre atenta y sensible, para describir y transformar los espacios y objetos comunes. El ojo de la artista identifica y captura estos momentos para compartirlos con los espectadores, plasmando con sus pinceladas llenas de materia las sensaciones que éstas producen. Sylvia nos abre una puerta hacia un mundo íntimo, cotidiano y cálido que podemos asociar a nuestras propias experiencias y recuerdos. Son todas escenas habituales pero llenas de sentido. Lo que revela la artista es la magia que se esconde detrás de momentos aparentemente triviales, de los fenómenos más comunes. Nos invita a apreciarlos con una mirada atenta, a tomar conciencia de que no hay nada más especial que el momento fugaz, que el tiempo y su paso.

Antonio García 

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Sylvia Torres intends to capture the wonder revealed by a precise instant. Thus, she’s painted in her scenes the hour and minute of the moment. A shadow can be tinted by many colors, falling over the floor in a soft or abrupt shape, thus giving the artwork a special personality. The light, diffused or impeccable, creates unique atmospheres that cannot be separated from the objects it illuminates and outlines in its path. Her work oscillates amidst figuration and abstraction, which is produced by the interweaving of branches and leaves at its most intricate times. Here, the color contrasts are more intensely expressed and demonstrate up to what extent Sylvia transforms what is seen through the free use of color with the aim of expressing. The color, released from its descriptive function, converts itself in an agent of sensations.

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Sylvia’s glance is always mindful and sensitive to describe and transform spaces and common objects. The artist’s eye identifies and captures these moments to be shared with the viewer, depicting with her full-of -matter brushstrokes the feelings produced. Sylvia opens for us a door towards an intimate, mundane, and warming world which we can associate with our own experiences and memories. They are all ordinary scenes but full of sense. What the artist reveals is the magic hidden behind apparently trivial moments of the most common phenomena. We are invited to appreciate them with a thoughtful view, and to become conscious that nothing is more special than the fleeting moment, the time and its passage.

Antonio García